El tabaco llega a Europa
diciembre 22, 2024
LECTURA
EL TABACO LLEGA A EUROPA
EL INGRESO DEL TABACO A ESPAÑA Y FRANCIA
Los españoles colonizadores de América se iniciaron también en el consumo del tabaco y decidieron llevar algunas hojas y semillas de esta planta a España. Se cree que Rodrigo de Jerez, que fue el primer español que llegó a Cuba, las plantó en su villa de Ayamonte, por lo cual fue condenado a pasar varios años preso por la Santa Inquisición.
Según varias referencias, el español Francisco Hernández de Boncalo (1514-1587), quien pertenecía a la Corte de Felipe II fue el primero que trajo semillas de tabaco a Europa.
A Francisco Hernández se le atribuye una de las teorías de la aparición del vocablo cigarro: era originario de Puebla de Montalbán y era dueño de una gran finca ubicada cerca de la ciudad de Toledo, conocida con el nombre de «los cigarrales» porque en aquella época sufrían invasiones en la estación de verano, de plagas de cigarras. Muchos coinciden que fue en esta zona donde por primera vez se cultivó tabaco en Europa y de allí su nombre. Por el contrario, otros aseguran que la palabra proviene de una forma en la que se consumía el tabaco en la cual la hoja del tabaco era envuelta por hojas de mazorcas secas de maíz, adquiriendo la apariencia del insecto denominado langosta o «cigarrón». Por último, y retomando los orígenes precolombinos otros piensan que él vocablo proviene de la palabra maya con qué se nombraba al tabaco: «sillar». De ahí evolucionó a «cillar», posteriormente a «cigar» y por fin a «cigarro».
Lo que sí esta un poco más claro es el origen de la palabra tabaco la cual proviene del artilugio que los indígenas usaban para la combustión de las hojas secas, el cual tenía forma de Y, con una extremidad bifurcada que se introducía en la nariz, y a la que denominaban tubaco.
En Europa el tabaco comenzó siendo sembrado como planta ornamental. Sus hojas grandes y hermosas ofrecían un toque singular en los huertos y jardines. sin embargo, la placan original era frágil y requería muchos cuidados, por lo que se conjetura que se insistió en ser cultivada, fue por sus propiedades curativas, y no solo por considerarla una planta ornamental.
El tabaco fue aceptado por parte de la nobleza y la corte de Europa gracias a la decisiva influencia del embajador francés en Lisboa, Jean Nicot, quien en 1560 envió a su reina Catalina de Médicis unas hojas de tabaco trituradas, que se denominaron rapé, que él mismo cultivaba en su jardín de Lisboa, para aliviar las frecuentes migrañas que padecía. La reina se convirtió en consumidora frecuente y a su vez divulgadora de las bondades del rapé.
El nombre genérico que recibe el tabaco, Nicotiana, propuesto por el naturalista sueco Linneo, autor de la clasificación de las plantas en su Filosofía botánica, hace alusión precisamente a Nicot.